(versión en coreano 칠레미장원탐방기 4)
Cuando viajo a Corea, corro al Jjimjilang apenas dejo las maletas en casa. Antes, no me gustaba ir al baño público, pero desde que llegué a Chile, solo la exfoliación corporal a la coreana en el Jjjimbang hace respirar mi piel, que está cubierta de cal del agua chilena, y quita el agotamiento de 30 horas de viaje.
Cuando viajo a Corea, corro al Jjimjilang apenas dejo las maletas en casa. Antes, no me gustaba ir al baño público, pero desde que llegué a Chile, solo la exfoliación corporal a la coreana en el Jjjimbang hace respirar mi piel, que está cubierta de cal del agua chilena, y quita el agotamiento de 30 horas de viaje.
En Chile extraño extremadamente el Jjimjilbang cuando estoy cansadísima. Pero el spa y el sauna no tienen salas con diferentes aromas ni exfoliación corporal a la mano. Además no está abierto 24 horas como Jjimjilbang y siempre requiere reserva. Una señora coreana me dijo que había un sauna en Santiago donde una señora paraguaya ofrece exfoliación corporal a la mano, quien está bien entrenada por sus clientes coreanas. Pero bueno, no me gusta la idea de encontrarme con señoras coreanas que puedan estar desnudas.
Al terminar un semestre sin dejar de hacer pegas interminables, echo de menos el Jjimjilbang. Si pudiera traer el Jjimjilbang, que está abierto las 24 horas, de Corea, tendría menos excusa para estar cansada.
(traducción por la autora y revisión de español Paulina Valenzuela, alumna UC)
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